Me levanté de la cama tan pronto como el primer rayo de sol tocó mi rostro, aún sin poder abrir los ojos me quite de encima las cobijas me puse las botas y salí de inmediato al patio trasero terminé de poner todo lo necesario para cuatro días de viaje en la camioneta.
Mi padre para mi fortuna se encuentra en cama a causa de una severa gripe, cuando digo para mi fortuna es porque a causa de esa enfermedad me ha dado la oportunidad al fin de ser yo quien entregue la carga de arándanos en la capital, llevo años escuchando cientos de historias, algunas parecen increíbles pero al fin podré constatar su veracidad.
Mi madre me da la bendición y mi padre me recomienda algunas cosas como manejar con precaución y contar bien el dinero de la venta, lo demás por la emoción no he podido escucharlo bien.
Un día y medio tarda uno en llegar al centro pero yo con mi afán de conocer he tardado sólo veinticuatro horas, llegué con mucho sueño antes de lo previsto, me dijeron que me hospedara en el hotel «mar rojo», le informo al encargado que voy de parte del señor Teófilo Benítez y antes a terminar de decir su nombre me retumba en la espalda su mano pesada, -qué gusto hijo que estés aquí , ya eres todo un hombre-,decía el viejo como si alguna vez me hubiera visto antes, me llevó a mi habitación sin dejar de alabar a mi padre y diciendo que yo tenía toda su pinta. Me instalé y bajé para ir a entregar mi mercancía, pues no quería llegar tarde, seguí las instrucciones que mi padre anotó en una bolsa de pan, justo a tiempo las personas a las que tenía que ver sólo se preocuparon por ver que las cajas estuvieran completas, me pagaron y al igual que ellos yo revisé que estuviera hasta el último centavo como me indicó mí padre.
Al llegar al hotel el encargado sorprendido me dijo que si había algún problema, -tú padre jamás llega antes de la media noche-, acto seguido soltó una irónica carcajada, así que subí, tomé un baño y salí a dar un paseo, las calles eran largas llenas de gente y letreros grandes que anunciaban todo tipo a negocios extraños, como el de un «restaurante familiar», ¿qué acaso no todos los restaurantes lo son?, me pregunté mientras en un negocio de la banqueta de enfrente vi al amor de mi vida, lo sabía porque jamás había sentido este calor en el rostro, este palpitar acelerado en mi pecho y esta emoción tan grande al ver a una mujer tan hermosa, era alta muy alta gracias a las zapatillas rojas que llevaba puestas, un vestido con más brillo que el de todas las luces que alumbraban la avenida principal y su cabello como hilos de oro que caían sobre sus hombros, cual cascada que jamás ha sido explorada por el hombre.
Sin darme cuenta crucé la avenida y estaba frente a ella, me sonrío, me tomo del brazo y me invitó a pasar, se sentó conmigo a la mesa, pidió dos cervezas, le dije que quería algo a comer antes y me dijo que la cerveza era para abrir más el apetito.
La noche se volvió mágica, jamás en mi vida había bailado y esa noche parecía que mis pies se movían al mismo tiempo que los de Lidia, no paramos de reír yo le juré más de una vez que la amaba y ella sólo se sonrojaba y se ponía a reír, terminamos en mi hotel, yo no quería tocarla pues no sabía si era lo correcto, apenas la conocía, me pidió que no fuera tímido, nos fundimos entre abrazos y caricias.
De nuevo el sol tocó mi rostro, ella estaba a un lado poniendose el vestido, me dejo unos billetes en el Buró me dio un beso en la frente y salió con toda la calma.
De regreso a casa no pude dejar de pensar en que le diría a mis padres, llegué a casa, entré sigiloso, mamá estaba terminando de cocinar, llegué al cuarto de papá y le comenté sin más lo sucedido, de repente mi madre abrió la puerta y lo primero que hizo fue preguntar que tal me había ido y sin dejarme responder mi padre contestó -muy bien, tendré que recuperarme pronto antes que el muchacho me deje sin clientes-, mamá salió con una gran sonrisa en el rostro, mi viejo tomó unos billetes que estaban debajo del colchón y me dijo que esa era mi paga.
Esa fue la primera vez que me enamoré y la última que fuí sólo a la capital.
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...